Sin duda alguna, esta nueva versión de “Los Miserables”, dirigida por
Tom Hooper, es una gran pieza cinematográfica y musical. Y lo dice alguien que
nunca ha sido amante de los musicales. Muy por el contrario: me aburren y me
dan ganas de dormir.
Sin embargo, debo confesar que en esta ocasión sentí un profundo y
honesto placer al ver una historia que contiene ingredientes contundentes y
poderosos para esta entrega 85 de los premios Óscar.
El más evidente, desde mi humilde punto de vista: el Diseño de
Producción. Para quienes no están familiarizados con el término de P.D.
(Production Designer), les cuento que se trata de la persona encargada o
responsable del “look” o la apariencia estética general de una pieza
audiovisual.
De la mano del Director y del Director de Fotografía, el P.D. se
encarga de guiar al equipo de vestuario, maquillaje, estilismo, efectos
especiales, locaciones y demás para crear o generar una apariencia estética
unificada y coherente en la historia. Esto, que se dice tan fácil, lo logra de
manera indiscutible Dan Hennah, el P.D. de “Les Miserables”.
Este año, sin embargo, pienso que la competencia en esta categoría
estará bastante reñida ya que las otras cuatro películas nominadas cuentan con
Diseños de Producción sencillamente extraordinarios: Anna Karenina (Fantástico,
verdaderamente remarcable), The Hobbit (Imponente), Lincoln (Preciso) y Life of
Pi (Hermoso). Entre los tres primeros, de acuerdo a mi opinión, estará el
ganador.
El segundo gran ingrediente de “Los Miserables”, a mi juicio, es el
encuentro de dos grandes y memorables actuaciones: la de Hugh Jackman, (en el
papel de Jean Valjean) y la de Anne Hathaway (como Fantine). El primero (Hugh
Jackman), la tendrá complicada este año porque pienso que el premio ya
pertenece a Joaquin Phoenix en su impresionante papel de un jorobado y
esquizofrénico vagabundo llamado Freddie Quell (en “Masters”). Sin embargo,
Hugh Jackman es un verdadero consentido de Hollywood, lo cual podría colocar la
balanza a su favor.
Anna Hathaway, por su parte, pienso que ya tiene el Óscar en sus
manos, no sólo porque su participación en “Los Miserables” es fabulosa; sino,
además, porque tres de sus contrincantes (Amy Adams, Sally Field y Jacki
Weaver) muestran, desde mi perspectiva, méritos insuficientes para estar allí. Tres
papeles, sencillamente, poco notorios. La última del grupo, Helen Hunt, aunque podría
ser su más cercana contendora luego de ese emotivo y honesto papel como “ayudante
sexual” en “The Sessions”, creo que no le llega este año a la niña sorpresa del
cine estadounidense. En este sentido, no tengo duda de que “Los Miserables” se
llevará el Óscar a Mejor Actriz de Reparto.
Finalmente, hablar de “Los Miserables” es hablar del impecable trabajo
musical que nos lleva a la compleja Francia del siglo XIX para sumergirnos en
su más cruda realidad. Bárbaro. Contagioso. Emotivo. Memorable. Perfecto. Un
trabajo musical nominado a Mejor Canción (Suddenly) y a Mejor Mezcla de Sonido.
Para la primera categoría, se habla mucho de Adele (por su canción Skyfall). Para
la segunda, sin embargo, “Los Miserables” será un fuerte candidato.
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